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 Capítulo 10 (traducido por Anaid)

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MensajeTema: Capítulo 10 (traducido por Anaid)   Capítulo 10 (traducido por Anaid) EmptyVie Jul 24, 2009 12:07 pm



10 LOS GRITOS VOLVIERON ESA NOCHE.

Lanzándose y girando, Miranda trataba de silenciarlos, para borrarlos de una vez y para siempre. Solo que esta vez eran más fuertes—más fuertes de lo que habían sido alguna vez—y la voz estaba ahí tambien, derivando entre ellos… un poco sorda aun, pero cada vez más clara—

“No…estas equivocada.”

Esa hueca voz de hombre—era joven, 20 máximo.

“¡Te lo juro—por el amor de Dios!”

Esa tosca, desesperada voz—y su garganta seca, el podía sentir la sangre, sus labios estaban partidos…necesitaba agua.

“Yo soy el que quieres…solo yo.”



Como olas que se ahogan, la voz y los gritos fluyeron sobre ella. Una vez más Miranda luchó contra ellas, pero la amarraron en un frio abrazo y la condujeron hacia la obscuridad.

Estaba perdida en esa obscuridad.

Perdida y tropezando en esa horrible obscuridad…y no estaba sola.

Ella no los podía ver, pero ellos estaban ahí. No los podría encontrar, ni tocar, pero eran reales.

Manos reales buscando a tientas…ojos reales vacios y observadores, moviéndose muy cerca de ella, un poco más allá de su alcance. Dolor, rabia, indignación y pesar—ella podía sentirlas todas, esa inaguantable esencia de ellas mientras murmuraban las palabras exactas que su abuelo le había dicho…

“Eres la elegida Miranda…eres la única que puede—“



Enderezándose, jadeaba por aire. El apartamento estaba con un calor sofocante, su camisón estaba completamente empapado en sudor. Mientras un desconocido brillo se filtraba entre la obscuridad, tiñó de rojo las sombras y las espesó hasta convertirlas en niebla.

Un profundo, extraño silencio inundó la habitación. Aunque forzaba a sus ojos, no podía ver nada—ni las paredes, las ventanas o la luz del baño, ni la puerta, ni siquiera la cama de su madre. De pronto, lenta y furtivamente, esa misteriosa neblina roja la estaba aislando del resto del mundo…no, no, no, no era una neblina. ¡Era humo!



“¿Mamá?” Ella quería echar atrás las cobijas, saltar fuera de la cama, y correr hacia su madre, pero de pronto estaba muy asustada, tan asustada que no podía moverse. “¿Mamá, estas ahí? ¡Por favor contéstame!”

Algo se está incendiando. ¡Tenemos que salir de aquí!

“¿Mamá?” Miranda dijo.

El humo estaba mezclado con pesadillas, macabras siluetas ardiendo en brillantes llamas naranjas.

¡Fuego!

Asustada, Miranda se refugió en la obscuridad. Sus puños golpeando, y pateaba con sus piernas. Las sabanas se sentían ajustadas, atrapándola, y trataba de liberarse con sus inútiles brazos.



Mientras el humo lenta y gradualmente comenzaba a disiparse, sus ojos se abrieron a la luz.

Por un segundo ella no supo en dónde se encontraba. Entonces, las paredes entraron en su visión, y el aire fluyó alrededor de ella, gentil, quieto y agradable.



“¿Mamá?”

Mareada y desorientada. Miranda se sentó. Las cobijas estaban revueltas al pie de su cama; su cabeza latía fuertemente, su estomago estaba revuelto. Ella sintió como si hubiera sido arrollada por un camión.



“¿Mamá, qué hora es?”



Alcanzando su reloj, soltó un quejido. ¿Nueve cuarenta y cinco? Su madre probablemente ya estaría en el trabajo. ¿Por qué no le había pedido que la despertara? Volvió a quejarse mientras un golpe sonaba en la puerta, y ella se tropezó al ir a abrir.

“Roo dijo que lo olvidarías” Etienne le dijo a modo de saludo.

“No lo olvide” Consciente de su delgado camisón, Miranda se colocó detrás de la puerta.

“Y Roo dijo que aunque no lo hubieras olvidado, no estarías a tiempo.”



Su cabello estaba húmedo, como si recién lo hubiera lavado. Sus jeans negros se ajustaban casualmente sobre sus estrechas caderas, y su camiseta negra tenia TOURS DE BOUCHER AL PANTANO estampado horizontalmente al frente en descoloridas letras rojas.



“Deberías sentirte orgullosa de ti misma,” añadió bruscamente. “No me dijo ni una sola palabra acerca de hervirte en aceite. No muchos pueden pasar el examen de Roo.”

“¿Se supone que eso debe emocionarme?”

“Me emociona a mí. Seguramente no querrías a Roo lanzándote un hechizo. Eso sería de muy mala suerte, cher.”

“Tengo que ir a vestirme.” Miranda murmuró.

“Esperare.”

“No necesito que me esperes.”

“Podrías perderte.”

“Es solo una caminata de quince minutos hasta el hotel, ¿cierto? ¿Qué tan perdida podría estar?”

Ella sintió como sus ojos la examinaban. Ella dudaba si alguna vez esos ojos se habrían olvidado de algo.

“¿Mala noche?” Etienne le preguntó.



Miranda dudó. ¿Trataba de ser gracioso? ¿Muy seguro de sí mismo? Pero la expresión en su rostro no era burlona ni presumida, y ella no se sentía con ánimos de contestar a ninguna pregunta.



“Estaré lista en un minuto.”

“¿Y tu grand-père? La señorita Teeta me dijo que ya estaba mejor,” Etienne le dijo. “Solo en caso de que quisieras saber.”

“Genial. Tal vez hoy haga algo para que todo el pueblo hable nuevamente de él.”

“El pueblo no hablará, si no se entera.” La voz de Etienne se endureció. “No creo que les estés dando crédito suficiente a tus amigos.”

“¿Qué amigos?” Y cerró la puerta antes de que él tuviera tiempo de responderle.



Ella acababa de asumir que sus compañeros le contarían a todo el mundo lo que había pasado en The Falls—el delirante loco que Jonas Hayes era. Nunca se le ocurrió pensar que se lo guardarían para ellos mismos, y ahora se sentía avergonzada y confundida. Etienne había llamado a los otros sus amigos, aunque ella apenas los conocía.

Miranda se dio cuenta que ni siquiera sabía qué pensar—sobre cualquier cosa.

Sintiéndose culpable, se vistió y alisó su cabello detrás de sus orejas. Deseó que Etienne no hubiera pasado por ella; deseó que se le hubiera ocurrido una brillante excusa para quedarse en casa. No se sentía con ánimos de investigar hoy, no tenía ganas de estar con nadie ni de entablar conversaciones. Se sentía horrible y sabia que se veía horrible tambien. Bien, ¿cómo se podría ver tras no haber dormido?

Pero el recuerdo de la pesadilla aun se aferraba en su memoria. El humo, el fuego, los gritos. A pesar de las consecuencias de su sueño, no parecía haber sido un sueño mientras sucedían—todos esos detalles, tan escalofriantemente vívidos.

Frunció el ceño frente al espejo del baño.

Maldiciendo en silencio, se cepilló los dientes y se dirigió a la puerta de salida.



Etienne la estaba esperando al final del patio de entrada. Mientras Miranda se aproximaba, pudo ver a Gage que estaba allí tambien, y en el momento en que el sonrió pudo sentir como los espíritus que la atormentaban se marchaban. Camino en medio de ellos, tratando de igualar sus largas zancadas, entonces se dio por vencida y los siguió por detrás. Fue Gage quien se detuvo y la esperó. Etienne disminuyó el paso pero no se detuvo.



Casi al llegar al Battlefield Inn, divisaron a Ashley y Parker sentados juntos en las escaleras del frente. Ashley inmediatamente saltó de su asiento y comenzó a saludarlos con la mano.



“¡Aquí están! ¡Nosotros tambien acabamos de llegar! ¡No es esto divertido!”

“Claro,” Parker murmuró “Amo pasar un sábado por la mañana fuera en el caluroso sol haciendo una asquerosa tarea escolar.”

“Es un hermoso día. No seas un aguafiestas.”

“Si tu lo dices. ¿Podemos terminar con esto por favor? Verán, tengo toda esta basura que me dio mi madre. Así que no veo la razón por la que sigamos aquí perdiendo el tiempo.”

Inclinándose Ashley tomó el sobre color manila que el tenia en la mano. “Yo ya lo he visto, y es maravilloso. Folletos, panfletos y tarjetas—cosas por el estilo. Además, copias de artículos de periódicos actuales, la historia del pueblo. Es decir, ya hemos oído algunas de las leyendas de por aquí, pero hay muchas cosas que aun no sabemos.” “Es fascinante, estoy abrumada con la fascinación. La Señora Wilmington nos consiguió todo esto en la Sociedad Histórica. Está a cargo del museo, ya saben. ¿No fue muy dulce de su parte?”

“Estoy abrumado con tanta dulzura.” Parker hizo como si fuera a vomitar. “De hecho, nominemos a la dulce señora Wilmington como la madre del año.”

“Parker, se bueno.”

“Yo siempre soy bueno. Tu, de toda la gente, debes saber cuan bueno soy.” Saltando hacia el lado de la calle, de repente agarró a Gage por los hombros. Miró a Gage de arriba abajo; y miró la espalda de Gage. Mientras los otros comenzaban a reírse, Parker se alejó de nuevo, su expresión era de terror. “¡Eso es. Sabía que algo no iba bien. Habías perdido a tu peor mitad!”

Gage apuntó hacia la antigua pastelería que estaba cruzando la calle. “Ella camino directamente hacia allí, estaba hambrienta.”

“Wow” los ojos de Parker se ensancharon. “Es solo que no estoy acostumbrado a verlas separadas. Se ven diferentes. Y eso da un poco de miedo.”

Incluso Ashley se unió a la plática. “¿Lo que realmente da miedo es cuando ves a esas personas que pasan demasiado tiempo juntas? ¿Y comienzan a parecerse?”

Etienne asintió, haciendo como si Gage no estuviera presente. “De todos modos, ¿qué piensas que hacen las personas durante todo el tiempo que están juntas?”

“¡Ugh Paren!” Parker se estremeció de una manera demasiado dramática.



Como si la hubieran llamado, Roo salió de la pastelería llevando un enorme rol de canela en una mano y un cappuccino gigante en la otra. Vestía una minifalda de tafeta negra, medias negras, zapatillas de ballet negras y una blusa sin mangas encima de una playera morada. Mirándola por un momento, Parker se giró hacia los otros y suspiró.

“Mírenla. La Diosa de la moda del Reino de la Obscuridad.”

“Ella es creativa.” Enfatizó Ashley. “Y su reino no siempre es un lugar tan malo para estar.”

“Tampoco lo es el infierno, si eres el Anticristo.”

Esto hizo que Parker se ganara un golpe en el brazo. Sonriendo, atrajo a Ashley más cerca de él y la besó.



“Ni siquiera pregunten.” Roo anunció mientras se les unía. “Estos son míos y no comparto.”

Gage arrancó rápidamente un cuarto del rol de canela y se lo metió a la boca. Etienne tomó un tercio de lo que quedaba. Roo permaneció allí mirando hacia la prácticamente vacía servilleta.

“De todos modos no necesitabas nada de eso” insistió Ashley “Todas esas calorías.”

Parker dio a Roo un serio vistazo. “¿Desde cuándo a Roo le han importado las calorías? No, espera. ¿Desde cuándo Roo se ha preocupado por la ropa? No, espera ¿Desde cuándo a Roo le ha importado su aspecto?”

Él miraba a Gage. Gage miraba a Etienne. Etienne miraba a Parker.

“¿Desde cuándo a Roo le importa algo?” todos preguntaron al unisonó.



Sintiéndose un poco envidiosa, Miranda observaba la naturalidad de la burla. Los chicos de su hogar anterior nunca habían compartido este tipo de amistad. No es que no hayan sido cercanos—su propio grupo especial de amigas y amigos—pero Miranda se dio cuenta que aquí era distinto.

Más fuerte, de alguna manera.

Como una verdadera familia.
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MensajeTema: Re: Capítulo 10 (traducido por Anaid)   Capítulo 10 (traducido por Anaid) EmptyVie Jul 24, 2009 12:09 pm



Miranda se volvió a enfocar en los tres chicos. Roo no parecía molesta en lo mas mínimo por sus comentarios. Mientras Gage se disponía a agarrar el ultimo pedazo del rol, Roo se lo metió rápidamente a la boca. Pero Etienne igual de rápido le arrebato el cappuccino de la otra mano.

Dándole un empujón a Etienne, Roo miró adrede en dirección a Miranda. “Te dije que lo olvidaría.”

“No lo olvide” Miranda se defendió a si misma por segunda vez.

“Te dije que no estaría a tiempo.”

“Está bien” murmuró Miranda “Te daré la razón en esa parte.”

Roo pareció muy satisfecha consigomisma y tomó de vuelta su cappuccino.



“Creo que debemos empezar” Ashley, como siempre, tomó el control de la situación.”¿Alguno de ustedes tiene una buena idea? Traje algunas cosas con las que podremos tomar notas.”

Parker acepto a regañadientes la libreta y la pluma que Ashley le ofrecía. “Wow. Justo lo que siempre quise.”

“Me agradecerás cuando saquemos un 100 en el proyecto”

“Puedo pensar en otras cosas por las que te podría agradecer.”

Un bloc de notas golpeo su cabeza. Sobándose, frotó su cabeza y miró a Ashley con una mirada de dolor.



Los seis comenzaron a caminar, yendo hacia abajo en el lado este del Brickway, deteniéndose varias veces a lo largo del recorrido. Además de la información que Parker obtuvo de su madre, Gage fue el único que se molesto en investigar la noche pasada. Ahora el sacaba una arrugada lista de su bolsillo y leía datos interesantes de vez en cuando.



“Como en el juzgado,” comenzó Gage, mientras Parker rechazaba la idea inmediatamente.

“Claro, claro todos sabemos sobre el juzgado. Todo pueblo en América tiene un juzgado encantado.”

“Nosotros no.” Miranda miró curiosamente a Gage “¿Qué hay con el juzgado?”

“Supuestamente, el Juez Girard sentenció a muerte a un montón de gente inocente. Y cuenta la leyenda que el asistió a todos los ahorcamientos y que se reía cada vez que otro cuerpo colgaba del nudo.”

El tono de Roo fue muy seguro. “Le gustaba verlos retorcerse.”

“La cosa es” Ashley entendió la historia, “Creo que muchos prisioneros realmente odiaban al Juez.”

Parker soltó un bufido, “¿Tú crees?”

“Cuando pronunciaban sus últimas palabras, lo maldecían.” La voz de Gage se volvió más baja.”Una mañana el Juez fue encontrado muerto en su propia sala de audiencias. Colgado de las vigas. Muchas personas no creyeron que fuera un suicidio.”

“Algunas personas juraban haber visto el fantasma del Juez.” Finalizó Roo.

Parker estaba obviamente complacido con la respuesta. “¡Claro! El único buen juez es un juez muerto.”

“¡Parker Wilmington Sexto!” Un golpe de Ashley. “¡Detén esto ahora mismo!”



“El papá de Parker es juez” explicó Roo. Ella y Miranda se habían quedado atrás de los demás y no podían escuchar bien. “Parker realmente odia a su papá.”

Aunque Miranda no deseaba entrometerse, no pudo dejar de remarcar lo obvio. “Tampoco parece estar muy a gusto con su mamá.”

“No lo está. Sus amigos están en la alta sociedad y la política de aquí. Parker difícilmente los ve alguna vez; nunca están en casa.”

“¿Pero…estoy segura de que lo aman, verdad?”

“¿Amarías a Parker si fuera tu hijo?”

Miranda no sabía si reírse, sentirse triste, o ambas. Se decidió por una respuesta más positiva.

“A el de verdad le gusta Ashley.”

El estremecimiento de Roo fue evasivo.

“A lo que me refiero es,” Miranda intento de nuevo, “parece preocuparse mucho por ella.”

“A veces me pregunto, qué es lo que realmente le importa.” Otro estremecimiento mientras Roo miraba la nuca de Parker. “Lo echaran permanentemente del equipo si lo descubren tomando de nuevo. Y su papá espera que obtenga una beca completa por el football. Lo cual Parker no quiere hacer.”



Así que Parker trataba deliberadamente que lo echaran del equipo. Guardando la obvia conclusión para sí misma, Miranda preguntó “¿Qué es lo que quiere hacer Parker?”

“Auto destruirse sería mi suposición.”



De repente, conscientes que parte de su equipo estaba perdido, los otros se detuvieron y las esperaron. Roo y Miranda los alcanzaron, y la caminata continuó.

A pesar del estado de distracción de su mente, Miranda no pudo ayudar en quedar fascinada por el Brickway. Cosas sobre el antiguo Sur que había visto en televisión y en películas, cosas sobre las que había leído en libros—ese largo y descolorido pasado estaba volviendo a la vida alrededor de ella. Ya sea la casa Antebellum o la tienda del frente, cada una tenía la promesa de misterio y romance.



“Tal vez podríamos empezar con edificios comerciales,” sugirió Gage. “Pienso que tendremos una mayor oportunidad de entrar de la que tendríamos en la mayoría de las casas.”

Ashley consultó el contenido de su sobre. “¿Qué hay del parque?”

“¡Sip! ¡Hoy tendrán el Rebel Rouser!” Los ojos de Parker brillaron con la posibilidad de un escape.



Ante la mirada interrogante de Miranda, Ashley le explicó. “Es como una feria—todo el dinero se usa para mantener el parque. Las Damas del Sur lo patrocinan cada año.”

“Las mujeres de este club,” Gage dijo. Después, como una idea tardía continúo. “Hacen tours de jardines.”

“Y fiestas de té.” Parker encorvó delicadamente su dedo meñique, como si sostuviera una taza china para té. “Usan sombreros con flores falsas y frutas de plástico.”

Riéndose, Gage negó con la cabeza. “Olvidémonos del parque. Ese podría ser otro completo tour por sí mismo.”



Los otros rápidamente estuvieron de acuerdo. Mientras se movían por la acera, Ashley enlazó su brazo con el de Miranda y mantuvieron un flujo constante de información.

“Aquí está el museo—del cual la mamá de Parker está a cargo. Pertenece a la Sociedad Histórica. ¿Y eso de allá? Esta todo cerrado ahora, pero era el mercado publico original. Tú sabes, como un mercado de granjeros. Y esa es la iglesia Grace. Y esa es la biblioteca.”

“De hecho, encontré que antes solía ser una funeraria.” Gage sonrió, mirando a Ashley.

Ashley se estremeció. “Apuesto que hay montones de historias escalofriantes sobre ese lugar.”

“Y en muchos otros edificios que quizás nunca esperarías.”Sin romper el paso, Etienne señaló una encantadora casa amarilla al otro lado de la calle. “Mi mamá decía que el Dr. Fuller solía tener su oficina en ese lugar. Quien sabe quien haya estado enfermo o muerto ahí.”
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MensajeTema: Re: Capítulo 10 (traducido por Anaid)   Capítulo 10 (traducido por Anaid) EmptyVie Jul 24, 2009 12:10 pm

“¡Ewwwww!” Ashley se detuvo de repente y Gage casi choca con ella por detrás.

“Deberíamos investigar sobre el vudú tambien,” Roo les recordó. “Miles de personas de por aquí practican rituales secretos de vudú.”

“¿Cómo lo sabes?”

“¿Por qué ella no lo sabría?” Parker contestó. “Ella del Profundo Inframundo que guarda ratones descompuestos y otras cosas muertas en su casillero.”

La mirada de Roo era de tranquilo desdén. “Solo un ratón.”

“Aun no sabemos cómo llegó al casillero de Roo,” explicó Ashley mirándose estresada ante el recuerdo.

“Pero ella aventó sus libros dentro y lo aplastó.”

“Se estaba escondiendo. ¿Cómo iba a saber que estaba ahí?

“¿Tal vez si limpiaras tu casillero alguna vez?”

“¡Hey!” Chasqueando los dedos, Parker dio un exagerado grito de entusiasmo “¡Pienso que debemos incluir al casillero de Roo en nuestro tour! ¡La momia del ratón asesinado!”

Gage contuvo una sonrisa. “¿Por qué no solo incluimos a Roo en el tour?”

“No, no, Dios mío, eso sería escalofriante.” Con un suave movimiento, Etienne enlazó su brazo alrededor del cuello de Roo y la jaló hacia él. Roo trató de darle un codazo, pero el de manera experta esquivó el golpe.

“Está bien, creo que ya tenemos todo ¿verdad? Con la información que ya tenemos es por donde vamos a empezar. Y cuando terminemos con toda la investigación, probablemente encontraremos más ideas.”

Él parecía estar esperando por la respuesta de Miranda. Y dándose cuenta que los demás la miraban, ella rápidamente asintió. “Algo obscuro, misterioso, sin resolver o inexplicable. Siempre y cuando no lo inventen. La Caminata Fantasma se trata de divertirse y darle a la gente un buen susto. Pero tambien se trata de eventos actuales, la verdadera historia del pueblo.”

“Bien hecho” murmuró Gage.

Haciendo lo mejor por prestar atención, Miranda pasó la mano a través de su frente. La mañana comenzaba a calentarse y humedecerse, pero no esperaba que la temperatura se elevara tan rápido. Se dio cuenta que nadie más parecía incomodo. Tal vez solo estaba cansada por la noche anterior.



“¿Esta lujosa casa? Ashley aun mantenía enganchado fuertemente el brazo de Miranda. “¿Podrías imaginar que comenzó como una tienda de alimentos de un solo piso? La familia que construyó tenía un niño pequeño que falleció. No recuerdo los detalles exactos, pero hay un artículo del periódico sobre esto en las cosas que nos dio la mamá de Parker.”

Miranda miraba a Ashley claramente confundida. Y de pronto se dio cuenta de que casi no había escuchado nada de lo que Ashley le decía.

“¿Qué hay con aquel edificio?” preguntó Miranda.

“¿Ese? Oh, ese es el banco.”

“No el banco.” Deteniéndose abruptamente, Miranda giró a Ashley hacia un lado. “Ese.”

Ashley mantuvo el equilibrio en el último segundo. Aturdida, siguió la dirección del dedo de Miranda. “¿Te refieres a la Galería Magnolia?”

“No es una galería” murmuró Miranda.

Acercándose a un lado de ellas, Gage miró a Miranda confundido. “Si, si es…una galería de arte. No solo pinturas. Tenemos un montón de locales—“

“No.” su voz se endureció. Se dio cuenta que los demás se habían acercado, observándola con silenciosa consternación. “Antes de eso.”

Gage miraba de Parker a Roo a Etienne. “¿No siempre ha sido una galería?” Recibiendo solo encogimientos de hombros, sacó la lista de investigación que había hecho.

“¡No, ese no es”! Ahora impaciente, el tono de Miranda se endureció.



¡Dios, hacia demasiado calor aquí! ¿Por qué todos la seguían mirando? ¿Y por qué había tenido esa repentina urgencia por ver el interior de ese edificio?



“¿Miranda?” preguntó Ashley preocupada, pero Miranda no contestó.

Empujando a Gage y a Ashley a un lado, se apresuró hacia la calle en donde estaba el edificio detrás de los arboles de magnolias. Una imponente blanca fachada; altas y redondas columnas; altas persianas francesas; balcones –todos los detalles se abalanzaron sobre ella, de algún modo familiares, como si ya los hubiera visto antes. Ella subió los amplios escalones frontales de dos en dos y abrió de golpe las inmensas puertas. Se detuvo expectante en el umbral.

¿Música?

Su cuerpo se puso aun más caliente, curiosamente suelto. Una extraña pero no incomoda sensación de ser transportada a otro lugar –algún cercano pero escondido lugar de donde podía verse a sí misma congelada ahí en el umbral. Podía sentir abrirse su mente, buscando su corazón, sus sentidos elevándose…

Si, definitivamente era música. Los trágicos estribillos de una bien afinada orquesta.

Y una voz— ¡pero esa voz!

¡La voz de un ángel!

Yendo hacia el cielo y de regreso en una dulce y pura soprano…

Otra vez Miranda sintió el jalón. El que la alzaba y la llevaba más lejos, la completa urgencia de dejarse ir.

El silbante sonido de las faldas y abanicos de mano, el tintinear de vasos de cristal, el fluir del fino vino, la embriagante dulzura de las rosas…

La caída final de una cortina….

Y una voz

“¿Nathan, por qué?”

La voz del ángel triste y solitaria…

Sollozando….

Ahora silenciosa.

Miranda giró. Ella estaba ahí, justo en el umbral de la galería, y podía ver a los otros reunidos detrás de ella en las escaleras. Parker y Ashley, Roo, Gage y Etienne—todos ellos solo estando ahí, mirándola con expresiones medio aturdidas. Después de lo que pareció una eternidad, Etienne se dirigía hacia ella, pero Gage llegó antes.

“Era una casa de ópera,” ella murmuró. Dejando las puertas cerrarse, ella se perdió dentro de los espantados ojos de Gage. “Y algo terrible sucedió aquí.”



FIN
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