ERA SOLO UNA BARBACOA. LOS LEONARD TENIAN UNA CADA AÑO. Bueno antes de mi abrupta recolocación a Swoon, mis padres me amontonaron, junto con un surtido diverso de regalos, protectores solares, y farmacéuticos, en el coche para acudir al festejo anual.
“¡Es solo una barbacoa!” advirtió jovialmente mi papa desde abajo. “Vamos, cariño, ya sabes que tan irritada se pondrá Momster si se pierde una ronda de Tom Collins.”
A lo cual supuse mi madre replico. “Oh, Peter, cállate.”
Sonreí. Ellos no eran el reverendo Eric y Annie Camdem1; se entendían bien. Yo me sentía extra generosa hacia ellos, desde que, por una parte, no me dijeron absolutamente nada acerca de quedarme fuera toda la noche. Lo discutimos, claro, “como una familia”. Y de acuerdo con ellos yo estaba siendo “sociable y desinhibida” acudiendo a esa fiesta, y demostré “buen juicio” al no meterme en un coche con una persona posiblemente intoxicada. Aunque debí haber sido “más prudente” si hubiera llamado a mi tía, ellos entendieron que Pen probablemente no era “el ángel perfecto” que a su madre creía que era, y se alegraban de que yo no fuera del tipo de “abandonar un amigo”, incluso si el susodicho amigo estaba “bramando de ebrio.”
“¡Bajo en un minuto!”
Era solo una barbacoa, así que ¿Por qué estaba tan estresada? Porque no había visto a Sinclair, quiero decir, Pen, ninguno, ambos, como sea, en cinco días. Ahora la campaña de Lainie de mantenernos separada había alcanzado su fecha de expiración, la gala Leonard del Día del Trabajo, y necesitaba verme… no cautivadora, cautivadora es por definición un estilo pos atardecer, pero bien. Porque había llegado a una conclusión: desenterré un chico muerto. Yo, quien se mofaba de la inutilidad de los enamoramientos celebres, atrapado por un fantasma.
Así que ahí estaba, rodeada por virtualmente cada atuendo que tenia. Mi vestimenta regular, mas cosas nuevas que me habían traído mis padres. Otra razón para mi benevolencia. Juzgando por las bolsas, Momster había comprado la mitad de Manhattan. Suficientemente gracioso, mientras ella planeaba la mudanza a Swoon, no quería que me convirtiera en un niño de Stepford2.
“¡Candice, ahora mismo!” Era el turno de Momster. R.C. – abreviación de RubyCat – escogió el momento para jalar de golpe una isla de ropa, plástico y papel. “¿Qué estás loca?” le replique y aleje algo sedoso de si pata. “La mitad de estas cosas van de regreso a la tienda, sin heridas de punción, si no te importa.” La encamine al espejo. “¿Quieres ver al precioso gatito? ¡Vamos a ver al precioso gatito!” Mantuve al felino frente a su reflejo; no pudo importarle menos. Así que me levante. Demasiado cabello en un moño desaliñado; una de las camisetas de papa atada a la cintura con una bufanda; fiables jeans ajustados, alguna vez negros, ahora desteñidos en tiza carbón. Tenían que hacerlo.
La propiedad de los Leonard no está frente al lago – no habría Jet-esquí estacionados en un muelle privado – pero ellos tenían un saludable traspatio para su cierre oficial del verano. Los Chadwick, los Emerson, los Turner, los Clifford. Todos estos adultos en escocés y pastel, quejándose sobre los tipos de interés mientras que sostenían altos cócteles. Eran tan amigables, tan sociales, y me sorprendió que más de la mitad de ellos fueran descendientes de la clase dominante de Swoon en los días de Sinclair. Tomando una limonada, pensé sobre cómo el tátara-tátara-no-se-cuantos-tátara-abuelo de Pen se alteraría sabiendo que el detestable y prácticamente linchado mestizo estaba compartiendo cuartel corporal con la apreciada fémina de la familia.
"Dice, ¿qué llevas puesto?" dijo Wick cuando me acerqué a la camarilla de Pen, rodeada por Marsh y Doll (alias Kendall Turner), acabando de regresar de vacaciones en California. "Esto se parece a la camisa de tu papa.”
"Ding, ding, ding! Es la camisa de mi papa." No me tomaba a pecho los comentarios de moda de nadie de las afueras de los cinco distritos.
"Dice, Doll conoció a un chico en el condado de Marin." Marsh de informo "Un surfista".
El cotilleo era espumoso e incesante, como si fuera generado por una fuente que funciona con pilas. Mientras las chicas continuaban, estudié Pen. Un minuto estaba felizmente en la burbuja, el siguiente parecía desinteresado, a pesar de que era difícil saber detrás de sus alargados lentes obscuros Oakley. Yo sólo pudo decir que ella había salido completamente y Sinclair había entrado cuando las cosas comenzaron a moverse. Pequeñas cosas. Aquí y allá. La pelota de alguien reboto sola de la mesa. La bolsa de alguien más se dio un chapuzón en la piscina. Mostaza chocando con la kétchup. Un frisbee se disparó hacia arriba y fuera de la vista, como un platillo volador en una película de bajo presupuesto de ciencia ficción de los días de antaño. Nada como un poco de telequinesia que animar un asunto aburrido. La apariencia de la cara de Pen - cuadrante superior izquierdo del labio más elevado que el derecho- lo dijo todo. Las dos nos quebramos, en gran parte por la ofensa a Doll Turner.
"No le veo la gracia." inhalo Doll. "¡Tal vez nunca lo vea de nuevo!"
"En serio. Duro." Marsh rio en voz baja, lo que me hizo pensar que había tenido suficiente el drama de Doll.
"¡Eres terrible!" Gritó Doll, que se fue emberrinchada a buscar refugio entre sus padres.
En el cuyo momento el resto de nosotras fue a buscar hamburguesas y ensalada de papa cordón bleu de la tía Lainie. Como nos reunimos con nuestros platos de diseñador, Pen se quitó sus gafas, y no pude ver ningún rastro de Sinclair. Así como así. Marsh no se convencía del todo por la historia idiota que había elaborados después de la reciente exhibición de mi prima en la fiesta de los Williams. Si Sinclair iba a seguir molestando, necesitaba mejorar la calidad de mis mentiras.
Entonces los padres de Wick llamaron, y ella y Marsh se marcharon. Los Chadwick se saltaban la barbacoa, Marsh marcada ya que sus padres no eran exactamente parte de la serie social de Swoon. Una vez en semi-privacidad, le pregunte a Pen acerca de Burr. Él no se encontraba entre los invitados - todos saben que los Addams festejan el Día del Trabajo en Nantucket - y ella no había sacado el tema desde el intento de reparación en la caso de los Williams.
"Oh, estamos bien", dijo. "Nada un poco de fellatio al fresco no pueda arreglar."
"¡Pen!" Muy bien, me impactó.
Ella examinó su manicura. "No sé, creo he superado a Burr de todos modos."
Impacto reducido. Pen había estado elaborando estrategias para la Operación Burr desde que yo recuerdo. Pero qué me importaba -yo, con Sinclair en el cerebro. "Hey, mis padres me trajeron un montón de ropa nueva de la ciudad. ¿Quieres venir, ayudarme a apartar la paja del trigo? "
Pen deslizo los lentes en su lugar, pasar de nuevo enigma. No dijimos nada a nadie. Cruzamos la calle. Entramos en mi casa. Hasta mi habitación. Pen arrojó sus Oakley y examino los candidatos al closet, pasando los dedos sobre esto y aquello. Momster había hecho un buen trabajo: faldas reconstruidas, camisetas politizadas, tejidos tangibles, mucho negro, humo, y magenta - colores que me parecía se veían bien en mí. Pen me extendió un top con mangas largas acampanadas. "Pruébate esto".
"Bien." Desate mi banda. Desabroche la camisa de papa. Me la quite. Y, mientras la blusa de mangas acampanadas caía en la cama y un oscurecimiento entraba en sus ojos, alcance....
Esta vez vi la metamorfosis. Sutil aunque maníaca, fue como dos artistas trabajando en la misma pieza – uno destruyendo, el otro creando. Duras planicies remplazaron suaves colinas. Cabello lacio pálido se rindió ante rizos obscuros. El médium estaba animado - longitud, anchura y profundidad... carne, sangre, y hueso. Mientras mis dedos se tensaban y mi pulso se aceleraba, el tomaba forma con mayor urgencia. Fue entonces cuando me di cuenta de que no era un simple observador, sino participante. Hice que el hombre se manifestara - un terrorífico, emocionante, ineludible responsabilidad. Cuanto más lo quería, más sería el. Y entonces, ahí estaba.
"Hola, Sinclair."
"Hola, Dice".
Nos sonreímos el uno al otro; no sé por cuánto tiempo. Un rato.
Entonces dije: "¿Podemos hablar?" como si el hablar fuera lo que ansiaba.
"No veo por qué no", dijo. "Yo podría admirarla y conversar al mismo tiempo."
Tal vez el podría. Para mí, estar medio desnuda y en plena custodia de mis facultades eran diametralmente opuestos. "En realidad, preferiría ponerme algo”.
"Por supuesto. No es sólo su cuerpo lo que admiro”.
Fuimos a través de la incómoda rigmarole de vestir mientras manteníamos el contacto, y luego nos asentamos en la alfombra, de espalda contra la cama. El parloteo de la fiesta al otro lado de Daisy Lane se filtraba a través de las ventanas abiertas. Ahí mis padres estaban paseándose - no podían beber demasiado, tenían que conducir. Papa volaba esa misma noche para iniciar la película de Wahlberg en Toronto. Momster lo llevaría al aeropuerto antes de partir para la ciudad. Padre y madre pronto se habrían ido, dejando a este pequeño cordero con sus propios dispositivos de nuevo. Sentí que mi sonrisa se tornaba malvada - pero a su vez tenía que aclarar mis prioridades.
"Así que, Sinclair, necesito saber: ¿Quieres lastimar a Pen?"
Pregunta difícil. No es como si entraras y salieras de personas a diario. El tenía que reflexionar, y yo podía sentirlo tratando de dar sentido a todo. Entonces, poniéndose de rodillas delante de mí, presiono mis manos en su corazón. "Trate de entender, mi lady, todo esto es nuevo para mí", dijo. "Allí estaba yo, una muchacho ordinario; trabajando una forja, pagado impuestos al buen rey Georgie, estaba a punto de convertirme en un padre. Luego, el asesinato más asqueroso, mi querida arrancada de mí, y en medio de mi luto ser acusado, ejecutado -”
Yo sabía esto, lo hacía. Sí, sí, sí, yo estaba asintiendo con la cabeza todo el tiempo.
"¿Podría ser una sorpresa que mi espíritu no conociera el descanso? ¿Que, dada la oportunidad, corriera hacia la primer forma incauta que pasara? "
Ahora sacudía mi cabeza. No, no, no, no fue culpa suya, nada de eso.
"Así que aquí estoy." Él me puso bruscamente en mis pies. "No es malevolencia lo que siento, hacia Pen o hacia nadie, pero… vivo yo era un hombre natural. Ahora soy un espíritu natural. Hago lo que hago, porque... es lo que yo hago." ¿Eran esas lágrimas inundando sus ojos? Eran del color del café - lágrimas de fantasma.
"¡Oh, Sinclair! ..." lo sentí por él, yací por él, sentía y yacía por fantasmas.
"Por favor. Oh, mi lady, por favor, abráseme".
El equivalente del siglo XVIII de "Necesito un abrazo." Y yo obligada. Acaricie los erizados mechones en su nuca. Apresuro su mejilla contra la mía. Entregado mi suavidad, hice de mí su almohada, su cama. Sin embargo, aún tenía miedo de él - quién era, que era - el miedo mantuvo en equilibrio por la mera emoción de estar en sus brazos. Y envuelta en eso, otro estado de miedo y de emoción: venia mañana, el primer día de escuela.
FIN