HOLA, DULZURA. KURT LIBO TRAJO SO UNO SI DOS TIPOS DE hierba – el tipo que te pone en un lindo, ligero estupor y el tipo que te transforma en un genio loco. Fumamos el primero para ponernos amistosos. Kurt, Trap, y Pen estaba sin dudas mas inmersos en la neblina que yo, ya que cada uno tenía una cerveza (lo chicos trajeron su propio six), y yo no podía soportar la cosa. Básicamente, solo nos sentamos alrededor de la sala, hablando. R.C. hizo las rondas, maullando a cada uno de nosotros en turnos, luego posándose en el brazo del sillón como una gárgola de piedra.
"Esto es hilarante," dijo Pen."Yo no sabía que ustedes chicos eran primos."
Había una pequeña resemblanza, ya que Trap es blanco y Kurt es moreno, con cara amplia y rasgos demasiado toscos para ser llamado guapo. "Primos segundos," aclaro Kurt. El usaba una playera con el nombre de alguna banda que no conocía, y bota de obrero que hacían que mis Adidas se vieran delicados.
"Dice y yo somos primeras – nuestras mamas son hermanas," dijo Pen. "Pero, vamos, ¿no es loco? ¿Primos saliendo con primos?"
Trap sonrió, "¿Eso no es como incesto?"
Lo cual era absolutamente lo más gracioso que cualquiera hubiera mencionado en la historia de humanidad.
"Solo si Dice y yo nos besamos," dijo Pen, "Si quieren hacerlos oficial."
"O si ustedes dos se besan," agregue.
Los chicos sonrieron y se hicieron muecas entre sí.
"O," dijo Pen. "Si tenemos una orgia. Eso probablemente cuente."
Cállate, Pen, pensé.
"Ahora, ahí hay una idea."Kurt lanzo una mirada impúdica.
Yo azote mis muslos. "¿Quién tiene hambre?" me levante la de silla. ¿Qué demonios había en la alacena? ¿EL refrigerador? Usualmente Momster hace las comprar antes de venir los viernes; era miércoles, así que las provisiones habían menguado. Hice un inventario mental. Puffs de cocoa. Mantequilla de maní. Salsa marinara.
"¿Necesitas ayuda?" Pen estaba sentada muy cerca de Kurt en el sillón, su oferta tan genuina como un Fendi en Chinatown.
"Yo te ayudo," dijo Trap desde la otra silla. Me siguió a la cocina y se recargo contra el mostrador mientras yo saqueaba los gabinetes. Aunque él y Kurt tenían diecinueve, Trap se veía más joven. "Apuesto q que realmente extrañas Nueva York."
"Claro que si," dije automáticamente. El no podía concebir cuento o que tanto sentía ahora por la ciudad. "Pero también me gusta aquí. Es como si nunca hubiese tenido una etapa real de bicho. Ya sabes, como en la vieja canción de los White Stripes, ¿Dónde ellos están cazando hormigas y gusanos? Ahora estoy en la fase de bicho. Más vale tarde que nunca ¿no? "esta oficialmente balbuceando. "¿Así que sándwiches de puf de cocoa y mantequilla de maní?"
Me gire, y ahí estaba Trap. Me refiero, justo ahí. Sus pálidos ojos grises, un poco rojos por el humo, parecían gentiles, curiosos. Tenía una piel linda, y desde esta perspectiva podía ver cada poro. Y no era realmente bajo. "Me gusta esa canción," dijo. "Creo que es linda."
Eso me desconcertó. Algo acerca de un chico usando la palabra "lindo". Creo que le debido de haber sonreído. Alentadoramente.
Así que él me toco. Su mano alcanzo mi cadera – solo tocando, no tiro de ella.
Dije, "Oh…"
El dijo, "Yo creo que tu eres linda."
Yo dije, "Oh…" y pensé, oh, como siete millones de veces. Pensé en Trap - ¿Qué era lo que pensaba de Trap? ¿Pensaba que era lindo, también? Quería que me besara, porque él lo iba a hacer, en cualquier momento. Pensé en Pen y Kurt, que estaban terriblemente callados en la sala. Y pensé en Sinclair. No, no quería besar a Trap; quería besar a Sinclair. Pero Sinclair no estaba aquí; Sinclair nunca, jamás, realmente, estaría aquí.
No quite la mano de Trap de mi cadera, pero levante mi mano, cerca de mi cuerpo al nivel del hombro. ¿Una señal de alto? Potencialmente. Pero Trap coloco su mano contra la mía, palma con palma. Aplico ligera presión, que de alguna manera hizo a mi cabeza ladearse y mis labios abrirse y mis pestañas descender. Y la mano en mi cadera se movió a la base de mi columna y –
"¿Qué estás haciendo?" la voz de Pen – casi juguetona, pero con un trasfondo. "pensé que nos traerías bocadillos… pero busca y encontraras, ¿mira lo que encontré?"
Mm-hmm, conocía esa curva en los labios, esos ojos de obsidiana. Trap tenía su espalda hacia ella; se dio media vuelta – y Pen se le hecho encima. Le acento uno, justo en la boca con un sorbo mas como caricatura que carnal. Luego ella -el – me lanzo esta mirada la cual me tomaría una década descifrar. Kurt, en la puerta, estaba igualmente perplejo. Un minuto él tenia a la Pen Leonard horizontal en el sofá, y al siguiente ella se estaba golpeando con su primo segundo y también llamado amigo. Optando por no lidiar con ninguno de ellos, Kurt se detuvo en el refrigerador por una cerveza. Abrió la lata, tomo un trago, se sentó en la mesa de la cocina para romper el mal genio de la hierba.
Pen regreso al soltero numero uno, yo intente de descifrar que era exactamente lo que estaba pasando aquí. Sinclair estaba entrando y saliendo de la conciencia de mi prima como si no hubiera nada más que una débil pantalla entre ellos – aun así ¿cuánto de esto era su propia voluntad, y cuanto la caótica propulsión de su coexistencia? Pen apareció cara pulgada Pen de nuevo mientras se arreglaba en el regazo de Kurt, pero una Pen en la que aun permanecía Sinclair. "Entoncesss," ronroneó, y tomo un poco de cerveza. "¿Qué dicen si damos una vuelta en ese Rolls-Royce de colección oculto en el garaje de los Williams?"
En otras palabras, Grand theft auto, ¿alguien gusta?
"Esto es loco" dije primero en mi cocina mientras la tubería llevaba el combustible para iluminar el esquema. Lo dije de nuevo mientras recorríamos Daisy Lane y giramos en la esquina donde nos esperaba la camioneta de Kurt. Y lo dije finalmente, inútilmente, mientras nos colábamos en la casa de los Williams.
Siendo aquí Swoon, y los Williams en Andalucía o las Caimán o los que sea, asumimos que el garaje estaría abierto y loso coches sin sistema de alarma. La única dificultad prospectiva en nuestro paseo era Jameson McDaniel, a quien los Williams empleaban como cuidador. Ese es Jameson McDaniel, alias el coco, para cualquier habitante de Swoon de cierta edad. Trap, originario de Chapin, unos cuantos pueblos por la carretera, estaba tan despistado como yo, pero Pen y Kurt habían crecido aterrorizados por el veterano de Vietnam con el ojo dañado y cabeza de bola de billar. Oficialmente, el vivía en un tráiler, afuera junto al mismo camino que los Marshall, pero McDaniel tenía paso libre en varias de las propiedades de tiempo compartido por las que estaba contratado para cuidar. Era la reputación de coco, merecida o no, que le daba su actuación.
"Dicen que borro todo un pueblo en Nam, con solo un machete y un perro salvaje que entreno para que se fuera a la yugular," dijo Kurt. "Mujeres, bebes, todos."
Gracias, Kurt, pensé.
"¿Por lo menos saben cómo encender un Rolls?" pregunto Trap, un poco ansioso, o tal vez con mera irritación – tuve la impresión de que él hubiera preferido quedarse en la casa con algo de besos. "quiero decir, es un auto ingles."
"Cállate, Trap," dijo Kurt y deslizo la puerta del garaje. Nos metimos. Había dos vehículos dentro, un Cadillac azul eléctrico grande como un yate, y un Rolls-Roce negro que los hacía empequeñecerse. "¡Ven con papa!" Kurt golpeo una aleta. Luego comenzó a sacar herramientas y a darle instrucciones a Trap, y no sé cuanto se tardaron en eso, pero en el filo de la operación una urgencia irrepresible.
"Pen," susurre. "¡Tengo que hacer pipi!"
"¡Oh, Dios, Dice! ¿Por qué tuviste que decir eso? Ahora yo también."
"¡Shhh!" nos callo Trap.
"Lo siento…"
"Pero tenemos que hacer pipi…"
"¡Pues hagan pipi!" gruño Kurt, quien había encontrado la ingeniería británica mas retadora de lo que pensó.
"Pero… ¿Dónde?" dije.
"¡Jesucristo!" juro Kurt. "¡Vayan afuera… encuentren un maldito árbol!"
¿Un árbol? Seguramente bromeaba. "¡Un árbol!"
Pen jalo mi manga. "Nos esconderemos detrás de un seto o algo; no te preocupes."
Tal y como la chica de ciudad que era, porque mientras me agachaba al aire libre, nada paso. Solo no podía salir. Una imposibilidad anatómica. Pen había hecho lo suyo en un instante. "¡Vamos, Dice!" gimió. "¡Vamos, vamos!"
Las porristas lo podrían haber hecho, pero este no era un juego de futbol. Así que ella no estaba ayudando.
"¡¿Quién está ahí?!" escuche un grito furioso. Seguido de un ladrido furioso. Justo al otro lado del seto. "¡Te disparare en la panza, bastardos! ¡Alimentare al perro con tus entrañas!"
Olvida hacer pipi. Podría no volver a orinar de nuevo. Me subí mis pantalones y corrí tras Pen, hacia la entrada, justo mientras el enorme navío de metal negro venia saliendo. Alguien grito. Pude haber sido yo. El carro rechino.
"¡Métanse! ¡Métanse!"
Pen se lanzo a la puerta abierta como si huyera de una explosión de bomba, y yo la seguí, pero no sin antes tener un vistazo de James McDaniel por la luz de los faro en su chaqueta kaki, su ojo bueno dirigiéndose a mí, un rifle en un puño y la correa de un esclavizado pastor alemán en la otra.
fIN.
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