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| Capítulo 9 (traducido por Anaid) | |
| | Autor | Mensaje |
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Beauty Admin
Cantidad de envíos : 133 Fecha de inscripción : 15/03/2009 Edad : 36
| Tema: Capítulo 9 (traducido por Anaid) Miér Jul 08, 2009 11:27 pm | |
| 9 TODA SU FUERZA FUE DRENADA. Mientras Miranda se giraba, un grito se formó y se quedo atrapado en su garganta.
Al principio él parecía simplemente una mera sombra, una deforme forma de entre muchas. Pero cuando se acercaba hacia ella, reconoció la alta silueta de Etienne grabada bruscamente contra la obscuridad.
-“Estabas con él. Eso es bueno.” La voz de Etienne al igual que su llegada fue callada y neutral. “Esperaba que estuvieras, pero no estaba seguro.”
Mirando no respondió al principio. Su anterior conversación—lo que él sabía sobre los gritos—volvió a ella, y se recargó contra el armario, tratando de poner distancia entre ellos.
-“Lo siento” Etienne se acercó más. “No quería asustarte. Pensé que sabias—“
-“¿Saber qué?” Sin embargo la intromisión no molestó a su abuelo, Miranda se sintió desconfiada y nerviosa.
-“Saber que estaba aquí” finalizó Etienne.
-“Todo lo que sé es que tiendes a aparecerte—sin invitación—en momentos extraños.”
-“Okey, estas molesta. Lo entiendo. Pero me fui para llevar a Gage a su casa. Y porque tu y Jonas necesitaban un tiempo juntos a solas.”
-“¿Por qué me importaría si te fuiste o no? ¿Y quién eres tu para decirme lo que necesito?”
La mirada de Etienne derivó hacia el anciano rostro sobre la almohada. “Es lo que él necesita.”
-“Oh, ¿de verdad? ¿Y supongo que él te dijo eso?”
-“El no tiene que decírmelo, cher. Eres prácticamente por lo único que se preocupa.”
Era una revelación que ella claramente no se esperaba. Tragando fuertemente en su garganta, observó a Etienne atravesar hacia la ventana, colocarse contra la pared y mirar hacia el atardecer.
-“Gage tampoco se quería ir,” Etienne agregó bruscamente. “Pero lo convencí.”
Miranda apenas escuchó el comentario. “¿Qué acabas de decir? ¿Sobre mi abuelo y yo?”
-“¿Por qué? ¿Es muy difícil para ti el creerlo?”
-“A decir verdad…sí.”
-“Tu grand-père (abuelo en francés) el guardaba cada carta que le escribías a tu tía Teeta. Todas las fotos que enviaste. El hablaba de ti como si te conociera de toda la vida. Como si los dos hubieran estado juntos por siempre.” El tono de Etienne fue serio. “Bueno…tal vez lo fueron.”
-“¿Cómo puedes decir eso? Nunca nos conocimos, nunca nos comunicamos. Por diez años yo no supe ni que existía.”
Por un momento Etienne no respondió. Entonces, lentamente se alejó de la ventana, sus ojos negros reducidos fuertemente encima de su rostro.
-“Pero Jonas, siempre pensó—siempre imagino—como si esa conexión estuviera entre tu y el. Y él sabía que si sucedía…entonces nada más importaría.”
Miranda deseaba que se detuviera; no quería escuchar nada más. Pero aun al mismo tiempo, una tímida curiosidad había surgido en su interior, deseando escuchar, necesitando escuchar…
-“Me dijo que él sabía cuándo escuchabas las voces,” Etienne continuo “Y me pidió que te preguntara sobre los gritos. El dijo que solo tu podrías escuchar sus gritos por la noche.”
Su curiosidad se borró, remplazándola con un creciente pánico. Esto no podía estar pasándole. Esto le retorcía el corazón y cortaba sus palabras, aunque luchó por guardar la calma. Sus manos estaban apretadas a los lados. Ella le pidió a su voz que no temblara. “Ni siquiera sé de lo que estás hablando.”
-“Mira, Miranda—“
-“Yo no sé nada de esas voces.”
-“Pero hoy escuchaste una en el apartamento, ¿verdad? Ambos sabemos que—“
-“No. Fue un error. Solo pensé que la había escuchado…”
-“Creo que es más fácil creer eso. Más seguro.” A pesar de su enojada mirada, la voz de Etienne se suavizo. “Tu grand-père, se preocupa por ti. El sabe cómo es. El quiere que tu vida sea feliz.”
-“Seré feliz cuando te marches. ¿Por qué viniste, de todos modos? ¿Por qué no solo te vas?”
Ella estaba empezando a temblar incontrolablemente. Profundos y dolorosos escalofríos que la lastimaban. No podía calentarse. No podía concentrarse en lo que Etienne decía. Se abrazó a sí misma y trató de dejar de temblar, y fue cuando se dio cuenta de que los brazos de Etienne la rodeaban.
-“Tu grand-père, el quería que te ayudara, cher.” Etienne insistía. “Así que no estarás sola en esto.”
Los escalofríos comenzaban a fundirse al instante. Mientras Etienne la presionaba firmemente contra su pecho, ella podía sentir su débil respiración contra su cabello, la longitud y forma de su cuerpo contra el suyo. Su pulso se aceleró; sus pensamientos giraban. Tenía que escapar—de este cuarto, de esta casa, de los brazos de Etienne y la forma en que la sostenían, de estos locos pensamientos que tenia…
Miranda lo alejó.
-“Ya te lo dije. No sé de lo que estás hablando. Mi abuelo no sabe nada sobre mí, ni tú tampoco. No hay nada en que ayudarme. Y no estoy sola.”
-“No dije que estuvieras sola.” Etienne parecía estarla estudiando, como si fuera un inusual espécimen bajo un microscopio. “Dije que habías estado sola. Pero en este caso, debes detener ambas cosas.”
-“Me voy. Te puedes quedar aquí con Jonas Hayes.”
Empujando a Etienne al pasar, ella se dirigía a la puerta, pero su tranquila voz la siguió.
-“¿Has escuchado los gritos, no es así? Y él te dijo que escuchabas cosas. Te dijo que veías cosas. Cosas que otra gente no puede ver ni oír.”
Miranda se congeló con una mano en el marco de la puerta. Etienne continuó sin perturbarse.
-“He visto lo que hace—su don. He visto cada día lo que le hace a tu grand-père.”
-“¡Él está enfermo!” aun cuando las palabras salieron de su boca, deseo no haberlas dicho. Sintiéndose culpable, asustada y enojada se giró para encarar a Etienne. “El es solo un enfermo y loco anciano. Debimos haberlo llevado a un doctor como dijiste.”
-“Miranda—“
-“Lo viste en el cementerio. ¿Es esa tu idea de una persona racional? Quiero decir, ¿qué hacía corriendo en el bosque? El debería ser encerrado en algún lugar.”
-“Entonces, qué…¿estás diciendo que lo deberían encerrar? La cara de Etienne se volvió rígida. “Por años el ha sido el cuidador de The Falls. Y a él le gusta ir ahí—para explorar, limpiar el cementerio, pescar un poco.”
-“Pero eso no explica la manera en que actuó. Todo mundo dice que es un lunático. ¿Entonces por qué lo defiendes? ¿Por qué te preocupas por él?”
Etienne le sostuvo una larga y fría mirada. Y aun así había algo en sus ojos que Miranda no había visto hasta este momento…algo distante y casi triste.
-“Porque,” Etienne dijo quedamente, “él es mi amigo.”
Un profundo silencio surgió entre ambos. Por solo un instante, Miranda sintió como si fuera una persona diferente la que estaba frente a ella—un extraño con la cara de Etienne. Un breve vistazo de pérdida, pena, vulnerabilidad, y el frio desafío de un feroz orgullo.
Y entonces, se había ido. Tan rápido como había venido, dejándola imaginar ante el misterio. | |
| | | Beauty Admin
Cantidad de envíos : 133 Fecha de inscripción : 15/03/2009 Edad : 36
| Tema: Re: Capítulo 9 (traducido por Anaid) Miér Jul 08, 2009 11:28 pm | |
| Escuchó el crujir de las llantas en el patio de entrada, el golpear de las puertas de un carro. El familiar sonido de voces—las de su mamá y la tía Teeta.
-“Es mejor que te marches” Etienne le dijo. “Antes de que tu mamá te descubra.”
-“¿Cómo sabes acerca de—“
-“Gira a la izquierda a la mitad de las escaleras y ve dos cuartos abajo. Hay una puerta lateral a través de la alacena; yo soy el único que la usa, y nunca está cerrada. Por ahí puedes acortar camino hacia el patio trasero –nadie podrá verte con todos esos árboles.”
-“¿Pero qué hay del abuelo?”
-“No te preocupes. Me aseguraré de que la señorita Teeta se entere.”
Miranda no perdió el tiempo. Mientras Etienne se dirigía a la puerta delantera, hizo una rápida huida, llegando al apartamento muy por delante de su madre. Cuando su mamá finalmente llegó, Miranda ya estaba sentada en la cama junto a dispersas pilas de libros y tareas.
-“Felicítame” su mamá le sonrió “¡Tengo el empleo!”
Miranda no le importó mucho lo del empleo. En vista de todo lo que le había sucedido en el día, un nuevo empleo difícilmente parecería importante.
-“Genial” Miranda forzó una sonrisa “Felicidades.”
-“Comienzo mañana.” Por primera vez en semanas, su madre sonó casi feliz “Es un proyecto de renovación—una de las más antiguas haciendas del canal. ¿Belle Chandelle? ¿Recuerdas que la tía Teeta nos hablo de ella? La empresa quedo muy impresionada de que tuviera mi propio estudio de diseño. ¡Dijeron que mi experiencia era justo lo que necesitaban!”
-“Eso es bueno, mamá.”
-“Después de eso, recogí a Teeta, y nos íbamos a detener a comer algo rápido. Pero decidimos venir aquí primero cariño, para ver si querías acompañarnos.”
Cuando Miranda no respondió, su madre hizo una rápida evaluación de las pilas de libros y papeles en la cama.
-¿”Cómo te fue con el grupo de estudio?”
-“Bien.”
-“¿Hiciste nuevos amigos?”
-“Eso creo.”
-“Bueno, es agradable estar aquí ahora, ¿verdad?” Torpemente su madre buscaba hacerle plática. “Mejor de cómo estábamos antes. Así que asumo que ya repararon el aire acondicionado.”
-“Es un préstamo.”
Una larga pausa siguió. Entonces, “Miranda…sobre nuestra discusión—“
-“No ahora, mamá, ¿está bien? En realidad necesito terminar esto.”
El alivio de su madre no pudo ser más obvio, sin embargo un ligero ceño se formó en su frente. “Está bien, corazón. Tal vez mañana.”
-“Tal vez.”
-“¿Ya cenaste? La tía Teeta y yo iremos al patio trasero a tomar un helado si tu—“
-“No, gracias.”
Estuvo feliz cuando su madre se marchó. Había mucho en que pensar, mucho de qué preocuparse, mucho por entender. Los eventos del día nadaban alocadamente a través de su mente—los chicos que conoció, la Caminata Fantasma que estaban planeando, la misteriosa voz que escuchó, the Falls, su abuelo, Etienne…
Etienne
Etienne, que parecía saber mucho más de ella, que lo que ella se conocía a si misma…
“Te dijo que el escuchaba cosas.” Las palabras de Etienne la embrujaban. “El te dijo que verías cosas. Cosas que otras personas no podían ver ni oír.”
“Estas demente, Etienne Boucher. Tu, el abuelo y todos en este estúpido pueblo están completamente dementes.”
Pero, ¿y si era verdad?
Porque había escuchado una voz, y había escuchado esos gritos…
Con un enojado golpe, Miranda tiró todos sus libros y papeles al suelo.
¿Y si todo lo que dijo Etienne era cierto?
¿Qué pasaría con ella?
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